
Petardos y Nochevieja, ¿Cómo puedo ayudar a mi perro?
- Posted by Manuel Villar Dorado
- Categories Bienestar animal, Conductas
- Date 30/12/2022
El miedo y las fobias a ruidos es un problema muy común en los perros domésticos. La fobias a ruidos fuertes como los de la pirotecnia (petardos) o las tormentas, afecta según varios estudios a cerca de un 40% de la población canina y de forma grave a más de un 15%.
El miedo es definido como una respuesta emocional que se produce como consecuencia de un peligro real o percibido como tal; es una respuesta normal, adaptativa y proporcional al estímulo, cuya finalidad es proteger al animal de un posible daño (Blackwell et al., 2013). Por el contrario, una fobia es una respuesta de miedo intensa y desproporcionada en relación a lo que se esperaría por el grado de amenaza que representa el estímulo (Storengen y Lingaas, 2015), por tanto más grave.
“Todas las cosas están sujetas a percepción. Cualquiera que sea la interpretación que prevalezca en un momento dado en la mente es una función del poder y no de la verdad.” [Friedrich Nietzsche]
Son muchos los tutores que diariamente nos trasladan la pregunta de por qué mi perro tiene tanto miedo a los ruidos, y en el 100% de ocasiones nuestra respuesta es la misma , es un problema multicausal, es una respuesta que intenta descentralizar la responsabilidad de sus tutores, algo que pesa en sus conciencias de forma generalizada. Aunque algunas de estas causas han podido llegar a ser evitables por parte de sus cuidadores, otras, lamentablemente, ocurren aunque hayamos intentado prevenirlas.
En demasiadas ocasiones lo inevitable o impredecible de esta situación, junto con la poca información y ayuda disponible, tiende a “normalizar” el problema conductual haciendo que se le reste importancia y en consecuencia no se busquen soluciones.
Características Sensitivas del Perro
Respecto a la sensibilidad auditiva del perro, el tono de un sonido se puede medir en Hertz (Hz) y cuando estos superan los 1000 son denominados Kilohertz (kHz.) Para los humanos es normal escuchar a 16.000 y 20.000 Hz, sin embargo para nuestros perros lo normal es percibir sonidos en un rango de entre 10.000 a 50.000 Hz. Los perros disponen de un pabellón móvil a modo de radar que pueden dirigir para captar la mayor cantidad de ondas de sonido. Son capaces de percibir también ultrasonidos, lo que justifica que hayan sonidos muy molestos a su audición que para nosotros son casi inaudibles.
La intensidad de la detonación de un cohete va desde los 85 a los 150 decibelios, cuando nos encontramos con nuestro perro a la misma distancia de la detonación, su percepción es tres veces más alta, es decir a unos 450 db. Su nivel de sensibilidad frente al oído del humano hace que su nivel de percepción de los estímulos sonoros desproporcionados como pueden ser los petardos les produzcan estrés, ataques de pánico y aceleración del ritmo cardíaco.
Factores influyentes en este tipo de fobias
Entre la cantidad de numerosos factores etiológicos que influyen en el desarrollo de las fobias, podemos encontrarnos los siguientes:
- Predisposición biológica evolutivamente determinada.
- Factores genéticos: los investigadores han identificado una nueva región genómica y genes candidatos relacionados con la ansiedad, asociados con el miedo en los perros [Hannes Lohi 2022]. Las estimaciones de la heredabilidad del miedo en el perro, pese a ser variable, oscilan en un percentil alto. [Manteca 2003]
- Predisposición racial en relación al miedo (Manteca, 2003, Overall et al., 2006)
- Exposición durante el periodo de socialización (de 3 a 12-16 semanas). Los individuos presentan una menor probabilidad de encontrar un estímulo aversivo como adultos si han sido previamente habituados a dichos estímulos (Blackwell et al., 2005)
¿Tiene mi perro un problema con los ruidos?
Hemos comentado antes que el miedo pone en marcha una serie de mecanismos que permiten al animal responder y adaptarse al entorno aumentando así su probabilidad de sobrevivir. Sin embargo, a pesar de su importante papel en la adaptación a los peligros y amenazas del entorno, en ocasiones el miedo se presenta de forma excesiva, como ocurre en el caso de la fobia al ruido en el perro, llegando incluso a limitar el comportamiento normal del animal.
Aunque a través de la la observación comportamental la separación entre miedo y fobia no siempre es demasiado clara, los animales que sufren por la exposición a los ruidos comúnmente cumplen una serie de requisitos que facilita su diagnóstico: estos animales tienden a presentar un elevado nivel de anticipación al estímulo estresor, reaccionan ante señales predictoras que les informan de que el evento desagradable va a suceder (por ejemplo, los perros con sus 250 millones de receptores olfativos son capaces de percibir las subidas de emanaciones de gases como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) o el óxido nitroso (N2O) que se producen , en el caso de tormentas); la respuesta comportamental del perro es muy intensa aún en niveles leves del estímulo que les asusta, y la vuelta a homeoestasis (tranquilidad interior) superan los tiempos medios o de normalidad. Además, la mayoría tiende, con el tiempo, a generalizar su miedo ante estímulos similares o situaciones parecidas a la fóbica (por ejemplo, algunos perros ya no quieren pasear o permanecer en algunos ambientes (parques , terrazas, calles…) después haber sufrido un evento angustiante (petardos) en el lugar donde sucedió la exposición.
Un perro con fobia a los ruidos no tendrá herramientas para enfrentarse al estímulo estresor y puede provocarle ansiedad, taquicardias, hiperventilación, y en casos más extremos, y menos probables, pueden llegar a sufrir un paro cardíaco. De la misma forma será fácil identificar procesos de ansiedad en nuestro perro observando comportamientos como la hiperactividad, el jadeo constante, el comportamiento huidizo o miedoso, auto rascado excesivo, bostezo repetitivo apatía y falta de atención.
“Las fobias se manifiestan mediante comportamientos como jadear, ir de un lado a otro, esconderse, temblar, dilatación de las pupilas, salivación, falta de apetito, búsqueda del dueño, intentos de huída y eliminación inadecuada” [McCobb, Brown, Damiani & Dodman, 2001].
Cómo puedo ayudar a mi perro con un problema de miedos o fobias a los ruidos
Cómo he mencionado antes en muchas ocasiones se vuelve inevitable ya que ciertos miedos en nuestros perros solo se muestran cuando ya no se puede hacer otra cosa más que poner en marcha medidas paliativas. La responsabilidad como tutores de nuestros perros nos obliga a tener en cuenta este tipo de emociones que padecen y que desmejoran el bienestar del animal, incluso reduciendo su longevidad.
Entre las posibles opciones que tenemos como objetivo de manejar este problema de comportamiento, está apoyar al animal a desarrollar estrategias de afrontamiento. Estas acciones serán diferentes teniendo en cuenta las circunstancias colaterales a la exposición y los tiempos que tenemos para trabajar con el comportamiento antes de estar expuesto al estímulo. Dentro estas mencionamos:
Para cuando el evento nos coja de imprevisto. Acciones paliativas
Gestión del Ambiente, cuando la circunstancia no sorprende y son necesarias intervenciones dirigidas a la gestión inmediata del problema por la amenaza inminente (por ejemplo, justo antes de la aparición de fuegos artificiales o tormentas estacionales) no queda más solución que la de minimizar los efectos que produce el estímulo estresor. Nunca debemos utilizar el castigo, ni forzar al animal a enfrentarse al sonido que hace que desarrolle las señales de miedo. Apoyando a su comportamiento de huida debemos favorecer accesos a zonas seguras (escondites y refugios). El contagio emocional es importante en este tipo de situaciones, por lo que los tutores deben comportarse con desafectación ante los estímulos delante de los perros. Debemos garantizar un lugar lejos de ventanas orientadas al exterior (en ocasiones los aseos de las viviendas son espacios interiores sin ventanas), podemos minimizar el ruido de las detonaciones suplementando el sonido con aparatos de música o televisión a volumen alto con el fin de tapar el sonido aversivo .
Terapias con Feromonas: Las feromonas son sustancias químicas que desprenden de forma natural los animales para comunicarse con otros de su especie. La feromona apaciguante segrega las glándulas cutáneas de las hembras en el periodo lactante y su función es calmar y envolver en un estado de tranquilidad y seguridad a sus cachorros. Estos pueden sufrir situaciones de estrés y ansiedad ante entornos desconocidos, personas extrañas, ruidos atronadores, angustia a la separación, etc. Se aconseja ya que “está demostrado que pueden aumentar las cualidades apaciguadoras del ambiente apoyando el plan de modificación del comportamiento”.
Para cuando soy consciente de la patología de mi perro, pero no he podido trabajarla
Además de los procesos mencionados anteriormente es de vital importancia poner en conocimiento de tu veterinario las circunstancias que afectan a tu perro, él/ella podrá ayudarle a pasar el trance de la mejor forma posible.
Farmacología. (Únicamente por Prescripción Veterinaria): en muchas ocasiones la utilización de este tipo de tratamientos a corto plazo está indicado para aliviar los signos clínicos presentes en ocasiones puntuales, lo recomendable es la utilización de fármacos como las benzodiacepinas, ya que son agentes que actúan rápidamente y están completamente justificadas en cuanto al impacto sobre el bienestar animal en dichos trastornos. Con motivo de impedir que un perro sufra durante un evento negativo, pueden ser administrados ansiolíticos, existen varias opciones, será tu veterinario el que te diga las más adecuadas.
Soy conocedor del problema que sufre mi perro, y quiero trabajar en ello
La reconducción de la conducta es aquella orientación teórica y metodológica, dirigida a la intervención que, basándose en los conocimientos de la psicología experimental, considera que un factor importante en la aparición de conductas, tanto normales como anormales, es resultado de las experiencias
Este tipo de terapias en el mayor número de casos tiene una duración dilatada, por lo que no podemos esperar de ellas resultados inmediatos. El éxito de la misma será directamente proporcional a el tiempo que la conducta a tratar haya estado presente en el animal, el nivel de afectación de la misma en el perro, la rigurosidad con la que se sigue la terapia por parte del animal, además de la perseverancia y dedicación que se le otorga al problema conductual por parte de sus tutores.
La Desensibilización Sistemática (DS) y Contracondicionamiento. La DS fue planteada sobre el concepto de contracondicionamiento expuesto por Guthrie (1952). El objetivo es asociar la respuesta incompatible con la ansiedad al estímulo ansiógeno para que la presentación de este estímulo pase a desencadenar respuestas de relajación en vez de ansiedad (Labrador y Crespo, 2008)
Este tipo de terapias, debido a la complejidad del comportamiento con el que se trata, han de ser planificadas , dirigidas y tutorizadas únicamente por profesionales del comportamiento animal (etólogos o comportamentalistas), habiendo sido diagnosticadas correctamente con anterioridad.
Terminamos, indicando que tu perro debido a su personalidad puede llegar a desarrollar problemas adaptativos a ciertos estímulos como las detonaciones o la pirotecnia, seguramente jamás pueda tener una capacidad por encima del umbral deseado, pero en tu mano está que adquiera el mayor grado de calidad de vida posible y las herramientas para luchar contra sus inseguridades y sus miedos.
Tag:fobias, miedos, nochevieja, petardo
Director técnico de Etolcanin
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